viernes, 5 de marzo de 2010

LA DEUDA EXTERNA


Parece imposible y hasta inexplicable observar como luego de tantos préstamos, endeudamientos y condonaciones, las condiciones de vida en nuestro país se estancaron y no mejoran desde hace ya muchos años, y si hubo algún tipo de mejora fue solamente para un pequeño porcentaje de la población.
Si tuviésemos que hacer una comparación entre todos los millones que Bolivia recibió en los últimos años a modo de préstamos o condonaciones y el nivel de desarrollo alcanzado en el país (salud, educación, servicios básicos, producción, etc.) existe una diferencia abismal porque con tanto dinero  prestado, en la actualidad deberíamos tener un nivel de desarrollo humano por lo menos medio-alto, pero los informes demuestran lo contrario ya que tenemos un nivel de desarrollo humano medio-medio; aunque eso parece  quedar nada más en teoría porque la realidad que vive la mayoría de las personas en nuestro país es otra.
Un ejemplo muy simple y común son los préstamos en las entidades financieras como bancos, cooperativas o mutuales a los que accede una gran parte de la sociedad, ese dinero es invertido para mejorar su situación económica y por ende mejorar sus condiciones de vida, pero en el caso de nuestro país la situación fue muy diferente porque los préstamos sirvieron de muy poco y no lograron que la población pueda vivir mejor o por lo menos pueda acceder a  todos los servicios básicos necesarios.
También es muy importante mencionar que se dieron o se realizaron muchos “programas “en los cuales intervinieron instituciones como el FMI y el BM, tal es el caso del HIPC I y el HIPC II o la misma iglesia católica con el jubileo 2000, el objetivo principal de estos programas  fue erradicar la pobreza y mejorar las condiciones de vida de las personas que viven en los países “sub-desarrollados” como ellos nos llaman, pero aquellos programas no sirvieron prácticamente de nada porque mientras más nos condonaban, más nos prestábamos y nuestra deuda se acrecentaba.
Hay algo muy cierto que dice el jubileo 2000, que no solo tienen culpa los países, organizaciones o Instituciones que nos prestaron los millones de dólares principalmente en los gobiernos de factos, sabiendo que ese dinero iba destinado a cosas y negocios ilícitos, sino que también son culpables los gobiernos de los países que solicitaron aquellos préstamos y los aceptaron conociendo muy bien las condiciones a las que se tenían que someter y la cantidad de intereses  que tenían que pagar a cambio.
Si hablamos de la deuda externa debemos también hablar de la corrupción ya que siempre caminaron de la mano porque una buena parte del dinero de los préstamos fue a parar a las cuentas personales de un grupo limitado de personas que se enriquecieron a costa del endeudamiento del país y condenaron  así a todas las personas que habitamos Bolivia.
Si algún día y por algún motivo dejaríamos de acceder a los préstamos que tan gustosamente nos otorgan algunos países y organizaciones Internacionales los más perjudicados tal vez no seríamos nosotros sino esos países y organizaciones porque no les conviene perder los jugosos intereses que los enriquecen  y los hacen cada vez más poderosos.
Si hablamos de los afectados a causa de la deuda externa, por supuesto que no estaríamos hablando de los acreedores de las grandes cifras que adeudamos, tampoco estaríamos hablando de aquellas personas que nos llevaron a esa situación, estaríamos hablando del grueso de la sociedad boliviana ya que una buena parte de los ingresos que percibe el país son destinados para la cancelación de la deuda, quedando entonces una cifra mucho menor para ser invertida en salud, educación, servicios básicos, carreteras o cualquier otro servicio o necesidad de la sociedad.
Son también afectados los niños que nacen día a día, porque se dice que cada boliviano al nacer lo hace ya endeudado con una cifra determinada, esto también a causa de los millonarios préstamos de nuestro país.
También es muy curioso el hecho de que no existe ninguna instancia internacional independiente que sea la encargada de realizar las negociaciones para la condonación de la deuda, entonces estas negociaciones son dirigidas siempre por los mismos prestamistas quienes por supuesto carecen de la buena voluntad para condonarlas, además que cuando lo hacen siempre nos imponen sus condiciones, a las que por supuesto nosotros como todo deudor debemos aceptar sin ningún tipo de contradicción ni reclamo o de lo contrario no estaríamos cooperando con la comunidad internacional.
La deuda externa no solamente nos quita la dignidad como país sino que también viola y no respeta la soberanía de las naciones, ya que por ejemplo el FMI al otorgarnos sus préstamos con condiciones económicas muy duras, prácticamente obliga al país a vincularse con el entonces este organismo internacional interviene en el manejo de la economía nacional.
Otro problema muy grande es que los gobiernos ya están acostumbrados a acceder a los créditos volviéndose en muchos casos irresponsables porque saben que si invierten dinero erróneamente, solo bastara con solicitar otro crédito al que por supuesto el FMI, el BM o alguno de los países “poderosos “no se negarán.
Por último creo que la idea de que nos condonen la deuda externa es buena, pero también sería bueno tratar de no seguir accediendo a los créditos, porque si la situación no cambia seguiríamos ingresando en un círculo vicioso del que cada vez nos será más difícil salir.